16.12.05

Cierta curiosidad por las buchas

Es la una del mediodía del domingo, yo me voy a levantar con la habitual resaca que precede a mi habitual orgía de sábado a la noche. Una vez que me hayan hecho el desayuno, barrido el departamento y darme mi última cuota de sexo echo a las cuatro adolescentes que se habían quedado en mi casa, más un oso hormiguero que nose porque siempre aparece en estas situaciones.

Entonces una vez ya descansado voy a sacar la tanga y el porta ligas que quedaron arriba del teléfono y voy a llamar a Bragado (Pcia. de Buenos Aires). El teléfono va a sonar unas quince veces hasta que el a fin:

- Hoooola – va a decir la voz de una de las mujeres más seductoras del mundo.

- HOLA ABUELA

- ooooohh…. fed nic ram raf…panchito (después de unos cuantos intentos mi abuela va a dar con mi nombre, y me va a aclarar que no es que no me reconozca sino que se le mezclan los nombres cuando va a hablar).

Mientras hablo con “la Paca” juego, me paseo por el departamento con el inalámbrico en una mano y un látigo de sadomasoquismo en el otro. Mi abuela me va a pasar nota de todas sus enfermedades y de todas las enfermedades de sus parientes y hasta algún que otro muerto. También va a aprovechar para preguntarme si como bien, si estoy más gordito y que me abrigue que hace mucho frío. Después de un buen rato ya de estar hablando (ahora deje el látigo y estoy jugando con unas esposas) llama a mi abuelo…

- Abueeeeeloooooo, abueeeeeloooo

- va ya va –se va a sentir de fondo a mi abuelo, que va a venir a paso lento pero que se nota que esta apurado

- panchito –le dice mi abuela, informándole quien le habla (aa va a decir mi abuelo y va a agarrar el tubo)

- Hola Pancho, ¿Cómo andas?

- ¿qué haces Pepín? ¿Qué contás? (ahora guardo los disfraces de gatubela en una caja)

- Naaada… ni plata… vos… ¿cómo andan las buchas?

Esa pregunta entra por mi oreja y retumba en todo mi cerebro… las buchas digo… y me manda a un flashback obligatorio…

Ahí me veo saliendo de la escuela Nicolás Avellaneda y encontrarme con que había venido mi abuelo de Bragado y me estaba esperando en su 404 hay nomás le digo a mis amigos Leo y Lucas que los llevo (aunque viven uno a una cuadra uno y el otro a tres y media). En el camino mi abuelo nos va a escuchar “eee porque las buchas esto…” o porque “los buchecitos de primero, no sé que cosa”… buchecito de aquí… bucha de allá… y veo sonreir por debajo de los bigotes blancos a mi abuelo. Claro al Pepe siempre le llamó la atención que a los chicos y las chicas en Alejo Ledesma se les diga buches y buchas respectivamente. Tanto le llamó la atención que aún habiendo mi familia dejado el pueblo cuando yo tenía 11 años hoy siga usando él esa palabra.

- ¿cómo andan las buchas? me resuena la pregunta

Entonces caigo en que la resaca era por tomar unas cervezas con amigos. Que hace dos días me acabo de pelear con una chica que salía, que las adolescentes que había creído echar de mi casa eran la administradora del edificio con sus tres hijas que me quería cobrar las expensas, el portaligas era una media sucia que había quedado después de cambiarme, antes de salir; el látigo era el estetoscopio de mi hermano y las esposas uno de esos jueguitos de ingenio que venden en la peatonal.

- bien abuelo, las buchas bien

- Bueno acá hay como cuarenta preguntando por vos que no me dejan salir… (mi abuelo siempre fue tan fantasioso como yo)

- bueno ya voy a ir a visitarlos (contesto adivinando el deseo/invitación tras la frase de mi abuelo).

- Bueno te dejo así no gastas más, un beso a vos, y saludos a tu hermano.

- Chau, abuelo…

Las buchas digo… que lo parió… las buchas