Era como ser. La sombra de los plátanos le iba comiendo la figura y ese paso desprevenido que había moldeado en su adolescencia jugando a ser la chica rara. Era como ser. Cuando su par de piernas apuraban la marcha y la ciudad le daba vueltas entre los ojos. Los plátanos, encargados de traer y llevar a la gente por estos lados, otra vez la habían hecho desaparecer. Era como noser, nose…ahora que no estaba y esta sombra de la calle Colón no anda dispuesta a escupirme a nadie.
28.11.04
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