16.2.06

Cuando vio morir a su abuelo, Juan Manuel Nuñez, entendió que la vida no era solo cuestión de acumular años. Entonces empezó a acumular tapitas de gaseosa, también acumuló estampillas, coleccionó tardes hablando con doña Pancha y fotos de Emilse Cruz, lleno un bolso con sus palabras, hizo un cuadro con los ojos de ella, vistos de distintas perspectivas y con distintos colores según el día. Construyó un museo de idas y vueltas a la panadería de los Fernandez con medio kilo de miñones.

Llegó el día en que fue a cambiar todas esas cosas por una buena muerte. La muerte empezó a clasificar domingos sentados en la plaza, y los sermones del padre Julián (ni sabía que los tenía le dijo Juan Manuel). En un enorme cajón que decía “posibles amores, posibles viajes...” tiró todos los posibles de la vida Juan, en uno que decía “vista lateral de un lavarropa” se equivoco -la muerte- y guardó un “acariciando un gato”. El proceso fue largo, Juan había guardado mucho. Ahora le cebaba mates a la muerte que le contaba de un tipo que una vez había traído algo tan grande que no le entraba en ningún cajón:

- Cuando el tipo no me vió lo corte en cuatro, una lástima pero no me entraba.

Comentaba la muerte entre sonrisas mientras dejaba a un costado “asados en el Club Libertad”

Juan asentía la cabeza mientras veía pasar la piel arrugada de la nona.

Al fin la muerte le dio un papel y Juan salió a la calle, a encontrar algo que lo mate. El hecho en sí no fue gran cosa, tal vez a la parca no le gustaron muchos los poemas que Juan escribía de adolescente: de repente llego a su casa, se tiró en la cama, guardó por última vez alguna mancha de humedad y murió como mueren todos.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

al final siempre pasa lo mismo con la muerte, siempre apurada empieza a guardar las cosas donde no corresponden, y yo soy muy obsesivo con el orden por eso me resisto tratar con ella, me da bronca la displicencia de los trabajadores publicos

Aníbal Rossi dijo...

"Que apurada que es la muerte, viene y nos lleva a nosotros. A nuestras coplas las deja para que las canten otros. Que apurada que es la muerte, viene y nos lleva a nosotros..."
Mota de las coplas (chacarera doble y trunca).
RAÚL CARNOTA

Maru dijo...

Cuando sea grande quiero comentar como lolo

Anónimo dijo...

a medida que me hago grande cada vez comento menos como yo, guarda con los deseos que se te pueen cumplir deciá mi tío livorio mientras enterraba a la suegra

Maru dijo...

Osea, la cantidad de comentarios es inversamente proporcional con la edad decía vos...

Anónimo dijo...

no, a pesar de la edad, es inversamente proporcinal a la identidad...

Pvncho dijo...

es verdad los comentarios de mi abuelo cada vez se parecen más los comentarios de Jacinto Chiclana.

Anónimo dijo...

chiclana 247 PB, ahí vivía mi primer y fracasado amor hasta que tuvo que mudarse a Rio Gallegos por no se que cosa de un acosador que no dejaba de molestar, yo denuncia de por medio, la vi alejarse a 200 m de distancia, no sé que fue lo que salió mal, pero ahora estoy triste pvncho, me hiciste recordar... maldito tu abuelo, no podía comentar como Almafuerte, calle de arroyito que a la altura del 800 alberga a una pechugona hermosa que tiene unas ganas de que la acosen...